The Whisperer In Darkness
(El Que Susurra en la Oscuridad)
Fantástico. Drama.
Sean Brenney, USA, 103 m, 2011.

Elenco: Matt Foyer, Barry Lynch, Daniel Kaemon, Matt Lagan, Joe Sofranko, Stephen Blackehart. Producción: Sean Brenney, Chris Lakey, Andrew Leman. Fotografía: David Robertson. Música: Troy Sterling Nies. Guion: Sean Brenney, Andrew Leman, basado en el cuento homónimo de H.P. Lovecraft.

Ambientada en los años 30, Albert Wilmarth (Matt Foyer), académico de la Universidad Miskatonic y especialista en la cultura local, se ve envuelto en una investigación sobre extrañas criaturas avistadas en las montañas de Vermont tras una gran inundación. Inicialmente escéptico, Wilmarth intercambia cartas con Henry Akeley (Barry Lynch), un erudito local que afirma haber tenido contacto con seres no humanos conocidos como los Mi-Go, entidades extraterrestres con tecnología avanzada y propósitos ocultos. Lo que inicialmente parecía una simple exploración académica pronto se convierte en una lucha por la supervivencia y por preservar su cordura frente a lo incomprensible del horror cósmico.

En tiempos donde el terror se reinventa desde lo cotidiano, The Whisperer in Darkness se alza como una anomalía: una adaptación que no actualiza a Lovecraft, sino que lo invoca desde un pasado imaginado. Sean Branney y Andrew Leman, artífices de la H.P. Lovecraft Historical Society (HPLHS), reconstruyen el relato, publicado en 1930, como si hubiese sido filmado en su época original, con una precisión formal que trasciende lo anecdótico. Rodada en blanco y negro, con encuadres sobrios, efectos prácticos y música incidental de la época, la película se presenta como un artefacto perdido, una pieza arqueológica destinada a ser recobrada, un documento que se resiste a la lógica del presente. Ya en The Call of Cthulhu (2005) Branney y Leman exploraban el estilo del cine mudo como vía de adaptación literaria al cine. Así, echando mano al cine de Val Lewton, Jacques Tourneur o incluso los seriales de Ciencia Ficción y aventuras de los años 30, mantienen el tono, la estructura narrativa y la estética del material original, proyectándolo como si el mismísimo Lovecraft estuviera involucrado en la adaptación. Una película acerca de un pasado que nunca fue y para quienes entienden que el terror es atemporal y universal.